UNA PEQUEÑA INTRODUCCIÓN A UN LIBRO

EL LIBRO DE LOS ELFOS

Hola, me llamo Rozío y os voy a contar algo que si no lo hubiese vivido, no lo creería.
Ocurrió el 12 de agosto de 2.008, lo recuerdo como si fuera hoy. Yo estaba paseando a mi perro mientras mi madre hacía la comida. De repente la correa se rompió y Bon, mi perro, se escapó corriendo. Corrí detrás de él pero no conseguía alcanzarle. Ya me había alejado mucho de mi casa cuando Bon entró por un camino por el que yo nunca había ido antes (ni se habría ocurrido pues estaba oscuro y lleno de bichos).
Lo llamé muchas veces pero no había manera, no me hacía caso. No me quedó más remedio que seguirle, le tenía demasiado aprecio como para perderle de aquella forma. Así que le seguí durante bastante tiempo. Pero ¿por qué no me hacía caso?.
Aquel camino lleno de desniveles y ortigas con las que me arañé repetidas veces, se terminaba delante de mis ojos, no tenía salida. Pensé que la persecución se había terminado, Bon estaba acorralado. Pero era un perro muy pequeño y ágil, así que se coló por un agujero.
Le llamé y le llamé pero no venía, era inútil, le había seguido la pista a algo, algo importante y no me iba a hacer caso. Intenté abrirme camino entre las ortigas, me arañé toda la cara, se me rompió la camiseta y no fueron pocas las veces que me caí, pero NO PERDERÍA a Bon.
Cuando ya me sentía al límite de mis fuerzas, alcé la vista y vi a Bon sentado, observando lo que parecía un libro. Era un libro antiguo con solapas de cuero, estaba sobre lo que antes debió de haber sido un árbol, ¡Un árbol enorme!.
Yo estaba deseando irme a casa y olvidar todo, estaba agotada, pero una extraña fuerza me arrastró hacia el libro. Lo cogí y pude leer en la portada:

EL LIBRO DE LOS ELFOS

Lo abrí, y entonces oímos un fuerte ruido y todas las ortigas de nuestro alrededor se nos vinieron encima. Todo estaba oscuro, creo que en ese momento perdí el conocimiento….
Cuando desperté estaba en una preciosa cama, hecha de hojas gigantes y de madera muy adornada. A mi alrededor todo estaba hecho de materiales naturales donde destacaba la madera. La lámpara no tenía bombilla, en su lugar tenía una pequeña bolita flotante que desprendía una delicada y cálida luz. Era un lugar muy extraño.
Estuve durante un tiempo observando todo cuando me acordé de lo ocurrido y me pregunté donde estaría Bon.
Salí de esa habitación y entre en lo que debía de ser un baño. Estaba todo impecable. Allí había un espejo, me acerqué para mirarme los arañazos que me había hecho con las ortigas de aquel camino y me sorprendí mucho, no tenía arañazos. Pero no sólo eso, además era lila, tenía las orejas puntiagudas , pelo largo y lila oscuro y era mucho más alta. Sin embargo mi cara seguía siendo la misma, no así mi ropa que era diferente a la tenía antes, ésta estaba hecha de cuero. ¿Qué me había pasado?
Seguí buscando una salida pero no la había. Sólo tenía una posibilidad, saltar por la única ventana de la habitación. Me asomé para ver la altura que tenía, estaba altísimo, aquella casa estaba en las ramas de un árbol gigante. No se porqué pero mi instinto me impulsó a saltar.
Me di cuenta de que no sólo me había cambiado el aspecto si no que también era mucho más ágil que antes. Fui saltando de rama en rama hasta llegar al suelo.
Miré a mi alrededor, estaba en una especie de bosque con árboles gigantes y casas en sus ramas, también había muchas flores y plantas que yo no había visto en mi vida. Era un lugar precioso.
Caminé un poco buscando a alguien que me pudiera ayudar. Al cabo de un rato llegué a un prado. Era muy bonito: flores, pájaros cantando, ardillas, un cervatillo, una serpiente, un… ¡ una serpiente! Era enorme y se acercaba amenazante hacia mí. No me dio tiempo a reaccionar cuando un león se abalanzó sobre ella salvándome de una muerte segura.
En un momento terminó con ella y se giró rápidamente hacia mí. Había algo familiar en su mirada que me hizo sentir confianza. Estuve observándole durante un tiempo hasta que me di cuenta: ¡ tenía el collar de Bon! El también se había transformado.
Juntos seguimos buscando a alguien que nos pudiera ayudar y cerca de un camino encontramos a una Elfa.
- Hola. (le dije)
- Hola, te conozco? – de pronto miró hacia Bon que venía detrás de mi- ¡Cuidado, un león salvaje! – dijo asustada.
- Tranquila, es mi amigo, no te hará nada. ¿Me podrías decir donde estamos?
Ella pensó unos segundos mirando para Bon y no contestó a mi pregunta.
- Nunca había visto a alguien que fuera amigo de un león. ¿Eres de otro reino?
- Si, bueno, algo parecido. ¿Por favor, me podrías decir donde estamos?
- Claro, estamos en Teldrassil, hogar de los elfos, exactamente en un pueblo llamado Dálanar. Estamos cerca de la gran ciudad, si quieres te la enseño.
- Vale, muchas gracias.
Caminamos durante una media hora y por el camino aquella elfa no paraba de hacerme preguntas:
- ¡ Ay, qué maleducada que soy, si no me he presentado!. Me llamo Mirella, ¿Cómo te llamas tú?
- Me llamo Rozío.
- …. Que nombre más raro, nunca lo había oído. ¿de qué región vienes?
- Bueno, eso es difícil de explicar…. Es que yo antes …..
- ¡Mira! – dijo sin dejarme terminar. – ya se ve Darnarsus. ¡La Gran Ciudad!
Era inmensa, con muchos y grandes árboles de hojas doradas y casas en sus ramas. Varios elfos paseaban por todas partes y algunos de ellos tenían aspecto desafiante e iban montados en unos tigres negros gigantescos.
- Estos son los guardias de Elune. –dijo Mirella.
- ¿Elune?.
En ese momento Mirella me miró muy sorprendida.
- ¿! No conoces a Elune!?
- …. No.
- ¿Pero de que lugar vienes para no conocer a la Reina de los Elfos?
- Pues, es que yo antes era humana.
Mirella se puso pálida y paró en seco.
- … tt … tuu .. e..e… eras humana?.
- Si, encontré un libro, lo abrí, y cuando desperté estaba aquí.
Se hizo el silencio. Mirella balbuceaba como si quisiera decir algo pero no lo lograba. Al cabo de unos momentos dijo en voz baja.
- ¡La leyenda! ¡la leyenda! – me miró y acto seguido empezó a saltar y a gritar. – ¡! La leyenda se ha cumplido, tú nos salvarás del mal ¡!.
- ¿Qué es lo que pasa? – dije yo desconcertada.
- Tú nos salvarás, eras la heroína de la leyenda. El sabio del Gran Árbol tenia razón, la Leyenda es cierta.
- Pero como os voy a salvar, ni siquiera se de quien tengo que salvaros. – no entendía nada, como podría salvarlos yo.
- Ven, te presentaré a Elune… espera un momento, ¿Cómo se que tú eres la persona de la que habla la leyenda?, puedes haberme engañando… Bueno, la verdad es que no creo que haya mucha gente que controle a un león.
- Tengo una cosa, el Libro que me transportó hacia aquí. – lo llevaba en una mochila que había encontrado en la casa en donde aparecí.
Saqué el libro y se lo di a Mirella. Ella lo intentó abrir pero fue inútil, era como si sus hojas estuvieran pegadas.
- Ven, vamos a presentarnos ante Elune.
Entramos en Darnarsus por una gran puerta custodiada por dos guardias. Una vez dentro nos dirigimos hacia un enorme palacio, era precioso. Estaba hecho de madera del color del marfil y hojas del dorado más brillante. En la entrada había otros dos guardias, pero estos eran diferentes, lucían una armadura muy vistosa y estaban sobre dos tigres blancos de armadura dorada.
- Este es el palacio de Elune, lo siento, no podéis pasar. –dijo el de la derecha.
- Es importante. La Leyenda se ha cumplido – dijo Mirella.
Los guardias pusieron cara de asombro y miraron hacia mí. Acto seguido nos acompañaron hasta Elune.
El palacio parecía aún más grande desde dentro. Subimos por una enorme escalera de marfil y llegamos a una habitación con la puerta de oro. Primero entraron los guardias y hablaron con la reina. Al momento nos hicieron un gesto para que entráramos. La habitación era deslumbrante. Elune estaba al fondo, sentada en una silla de madera con aspecto de trono. Miraba por la ventana.
- La Leyenda… - dijo Elune. – no me esperaba que ocurriera hasta dentro de unos años, eso significa que pronto estaremos en peligro. – se levantó y miró hacia mí, luego miró para Bon. – Si eres la persona de la que habla la leyenda podrás darle órdenes a ese león, ¿verdad?. Ordénale que ruja, pero sin decir palabra alguna, utiliza la mente.
- De acuerdo….
Mire para Bon, pensé la orden y en ese momento Bon rugió. Mirella se echó hacia atrás asustada.
- Muy bien, acércate. –dijo Elune sonriente. – ¿Tienes el libro?
Me acerqué y se lo di. Se quedó observándolo durante un tiempo y me lo devolvió diciendo:
- Eres la elegida. Gracias a ti tenemos la seguridad de que alguién acudirá en nuestra ayuda cuando el reino esté en peligro. Ahora debes irte. Toma, ábrelo.
Lo abrí y una luz cegadora salió de él. Volví a perder el conocimiento. Cuando desperté estaba en el lugar donde había encontrado el libro y Bon estaba a mi lado. Ya volvíamos a ser como antes. En el tronco del gran árbol había una inscripción:

CUANDO SE ACERQUE EL PELIGRO
MI VOZ OIRÁS
ABRIRÁS EL LIBRO
Y EN TELDRASSIL APARECERÁS
ELUNE
(continuará…)